He pasado recientemente la revisión de los cincuenta mil cubatas.
Según mis médicos (y que sean más de uno me preocupa porque siempre que pienso en ello se viene a mi memoria una placa que estaba colgada en la consulta de mi padre con la leyenda: “Un médico cura, dos dudan, tres... muerte segura”)... , Bueno, como decía mis mecánicos me dicen que la maquinaria va bien, pero que tengo más de la mitad de las agujas sobre las marcas rojas. La opinión consensuada es que soy una especie de bomba ambulante cargada con todos los factores de riesgo conocidos: sobrepeso, diabético, colesterol tocinete, ligeramente hipertenso, fumador, trabajo altamente estresante, pocas horas de sueño, ejercicio insuficiente.... El hecho de que aún esté vivo y sobre todo de que me encuentre “sanote” parece desconcertarles bastante. Al parecer también soy una especie de enojosa anomalía estadística.
Golpes, torceduras y algún que otro catarro aparte, no me duele nada y no he tenido que guardar cama ni un solo día en los últimos ocho años. Ni una miserable gripe ha venido a visitarme. Pero a partir de ya mismo debo seguir una estricta dieta, tomar como un buen chico los mierda medicamentos que se les ocurra recetarme, hacer más ejercicio, dejar de fumar y cambiar de trabajo (o al menos procurar no estresarme). Mas o menos en ese orden.
No me dolía nada pero de momento ya han conseguido que me sienta enfermo. Especialmente cuando contemplo el apetitoso plato de acelgas hervidas que me espera a comer. Es una mejora...¿no?. Me queda el consuelo de que , con esta dieta, debería reducir mi peso en por lo menos 10 kilos de aquí a cuatro meses. Quedaré figurín este año en la playa.
El que no se consuela es porque no quiere ;p