2.7.08

Las cosas que yo no entiendo...

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Una de ellas es, pongamos por caso lo que pasa con la industria automovilística. En una época como la que ya está aquí, de crisis, carestía de combustible y limitaciones de velocidad cada vez mas estrictas uno pensaría que la política mas lógica sería fabricar vehículos económicos, de prestaciones y consumo mas ajustados... ¿no?. Pues va a ser que no: según estudios de mercado hechos por los que entienden los que de verdad compran coches son las personas que son solventes y además quieren que se note que son solventes, así que lo que hay que fabricar son cochazos de por lo menos 200 borricos p’arriba. Y uno, que es tonto, sigue pensando lógicamente ... ¿Y porqué en lugar de jartarse a poner multas no se limitan las prestaciones y el consumo de los vehículos por ley?. Pues porque no, y ojo con joder que la libertad de conducir es una cosa muy seria aunque no figure (por un descuido imperdonable) en la Carta de los Derechos Humanos.

Así que se inundan las carreteras de limitaciones de velocidad, radares y policías y, ya puestos, se cargan los coches con pesados impuestos que no harán que consuman menos pero sí que engordarán las arcas públicas. Todo ello mientras públicamente todos se rasgan las vestiduras y se perora interminablemente sobre las razones por las que los ciudadanos irresponsables no utilizan el transporte público. (¡cómo se nota que ellos no trabajan en un polígono industrial de las afueras ni empiezan a currar a las 6!)

Otra campaña que ahora está de moda: La cruzada desatada contra las bolsas de plástico de los supermecados. Se aboga ahora por suprimirlas por gastonas y contaminantes. Y uno piensa... ¡Cóño!. Si las hicieran del material y del tamaño adecuado bien que el consumidor podría reciclarlas como bolsas de basura . Yo ya lo hago (aunque me pregunto porqué esas bolsas no encajan en ningún tamaño normalizado de cubo) ..... Después de todo una bolsa de supermercado cuesta 0,02 euros mientras que una de las otras (para plástico, para orgánica, perfumadas, de colorines...) vienen a costarle al consumidor 0,25 euros de media. Pues eso, que normalicen el tamaño y la composición de esas bolsas y el problema está resuelto por si mismo... ¿no?.

Pues va a ser que no, la solución que se propone es gravarlas con un impuesto de 0,20 € porque somos unos destructores del medio ambiente y lo que tenemos que hacer es acudir al super con el carrito o las viejas bolsas de malla (son un puto incordio, nunca son lo bastante grandes y las pierdes cada poco) y eso sí, seguir comprando bolsas de basura a precios petroleros. Pues mientras llega el impuesto yo pienso seguir pidendo las bolsas en el supermercado aunque me llamen antiecologista y aunque perjudique a la (por lo visto) poderosa industria de las bolsas de basura.