Desde que recuerdo para mí las festividades navideñas daban comienzo con la interminable letanía de los Niños de San Ildefonso la mañana del 22. Hasta entonces por muchos adornos que colgasende los balcones, por muy iluminadas que estuviesen las calles, por muchos villancicos que destrozase la patética megafonía municipal, todo eran anticipos, entremeses, anuncios que creía a medias .... el Sorteo era el verdadero pistoletazo de salida de la auténtica Navidad.
Uno compra lotería navideña con el mismo espíritu con el que abordará en los dias siguientes las compras de Navidad: mucha euforia e ilusión por fuera y por dentro la sensación de estar haciendo el tonto. Sensación que, cuando acaba el sorteo se convierte siempre en certidumbre. Pero eso sí: disimularás y colgarás una sonrisa del rostro igual que colgaste los espumillones del pobrecito pino. Y el año que viene repetirás.
No, no me ha tocado nada. Este año ni la pedrea.
3 comentarios:
Mi padre jugaba a la Lotería de Navidad. ¡Y muchas veces ganaba!
Toda la familia pendiente del sorteo...
Pero ya no tenemos a papá, y la lotería ha perdido interés.
BTW, me has traido con este post, un hermoso recuerdo.
Ta otra, buen año
:)
¿Muchas veces?. Ahora está claro de donde salió la hacienda.
je
Cállate, hombre, que en la nete todo se sabe...
;-)
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