Estamos de vacaciones, navegando por el Canal du Rhône a Sète. Ver barcos anclados en las riberas no es novedad pero este es un poco diferente. Un barco construido con toda clase de restos flotantes o apañados por ahí: planchas de poliexpán, aglomerado, garrafas, ... tiene camarotes, doble cubierta y hasta una pequeña timonera y apostaría que hay un motor bajo toda esa cochambre.
No deja de ser una chabola de río, pero también es todo un monumento al "hágaselo usted mismo". Y, de alguna forma, también destila ternura.
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