Tres cosillas nada más:
Guan: Mi señora y servidor hemos celebrado el aniversario de boda yéndonos de crucero por el mediterráneo. Lo mas guay de las “vacaciones en el mar” es que te cuidan a modo, o sea que no tienes que preocuparte de nada: ni de las comidas, ni de limpiar, ni de arreglar las habitaciones... La decisión mas crucial se reduce a elegir la ropa que vas a ponerte para la cena. Lo que tiene su aquél, especialmente para las amas de casa.
Podemos permitirnos estos “lujos” gracias a que estamos en ese período de gracia que media entre que los hijos ya prácticamente se las apañan solos y aún no han empezado a llegar los nietos. Ay!, que dure.
Chu: Nietos no tendremos , pero sí abuela. Pasará el invierno con nosotros la señora Amalia, la abuela de Isabel. NO puedo decir su edad. NO puedo contar nada personal de ella sin antes pasar la censura previa. Así que esta parte del post se me va a quedar corta. Aunque me gustaría contar algo porque esta señora ha vivido mucho y lo recuerda todo.
Vivir con abuelas te obliga quieras que no a relacionarte con familiares remotos o conocidos varios que, o bien ya habías olvidado o ni siquiera sabías que existían. Por un lado eso es bueno porque (re)descubres una red de vínculos y parentescos sorprendente e inesperadamente extensa. Pero por otro lado buena parte de ellos parecen a punto de morirse de un momento a otro.
Y es que vivir muchos años equivale a asistir a muchos funerales.
Fri: Ya hace seis semanas que he dejado de ser fumador. Quiero creer que no me he rendido a la campaña mediática ni a las paternales admoniciones, reprimendas y prohibiciones del Ministerio de Sanidad. Quiero creer que no me han engañado con estadísticas sesgadas ni manipulado con moralinas ni intoxicado con infopredicaciones. Quiero creer que mi decisión ha sido fruto de una reflexión libre y meditada basada sobre todo en tres evidencias empíricas, a saber: a) el tabaco es malo para mi salud , b) el tabaco es malo para mi economía, c) ya tienes cincuenta años, tronco!. Déjalo de una puta vez!.
Para dejar de fumar me presté voluntario para probar un nuevo medicamento que alivia los síntomas del sindrome de abstinencia. Parece que ha funcionado. Ahora el problema está siendo desengancharse de la pastillita.
Ta otra.
6 comentarios:
-Con lo de los viajes exóticos estás que lo tiras por la ventana.
-Creía que era costumbre en la Península dejar amablemente a los abuelos en las gasolineras, junto a las cintas de Camela... en fin, vivir para ver.
-Vengo de familia de fumadores compulsivos, nunca me llamó la atención fumar --> lo de la cesta en la puerta va a ser verdad.
¡Xac conejillo de indias! jajajajajajajaja
Si, sí . Tu ríete. Quien no ha fumado no sabe lo que cuesta desengancharse luego. Y es curioso las trastadas que tu propia mente te juega.
La moda ya no es dejar a los abuelos en las gasolineras. Ahora la moda es enterrarlos en el jardin. Desde que pagan por tener a los abuelos en casa la edad media de los españoles ha subido un par de puntos. En un sólo año!!!
En Argentina y, hasta donde recuerdo, los abuelos eran parte de la familia, o la familia asumía que los abuelos eran parte de la vida y morían donde nosotros habíamos nacido, en una cama de alguna habitación de las grandes casas que en este vasto país era común encontrar.
(casas con tres patios, uno dedicado a huerta y granja, otro a flores, otro a recibir...)
Así podía uno vivir bajo el mismo techo con la loca esa que se casó con mi primo, y no vernos casi nunca si planeábamos un buen recorrido por pasillos y galerías, y todo en paz.
Los abuelos, si sanos, hacían la huerta o trabajos de carpintería, cerrajería, albañilería y plomería...si mi padre viviera no hubiera tenido el escándalo con el arquitecto por tan mal que hizo las cosas.
Mi padre sabía de todo, los inmigrantes no podían darse lujos y desde muy pequeños sus hijos eran empleados del carnicero, el herrero o el electricista del pueblo.
Así sabían un poco de cada oficio.
Las abuelas, además de sobrarles ternura (¡el tiempo nos gasta las espinas!) consolaban a niños lloricosos o a jovencitas desilusionadas de su primer amor, también sabían cómo poner a nuevo ese hermoso vestido de chantillí francés para que las amigas revienten de envidia en una fiesta, o la receta de ese dulce que jamás supimos hacer igual porque "es un poco de ésto y una pizca de aquéllo..."
Un día los abuelos se ponían pachuchos y se echaban a morir, y todos lo sabíamos,con un poco de suerte hasta podíamos despedirnos de ellos, si no venía un "moderno" que lo llevaba a morir a un hospital.
Pero llegaron los edificios con departamentos minúsculos donde no cabe ni un cactus de plástico y menos un abuelo,salimos a trabajar fuera las mujeres y no había tiempo ni lugar para abuelos o tíos/as viejos y solterones...
Claro que con esto podría hacer un post, pero sé quiénes leen Comentaristas y habrá severas sanciones por tomarlo como indirecta...Así que te la aguantas o lo borras, amigo xac.
Ignoro qué será de mí cuando esté más viejecita, pero apenas termine este año y mientras pueda sostenerme sobre mis pies, me recorro el mundo mundial antes que mis descendientes me alojen en un "excelente" geriátrico.
Aprovechemos, pues, que los nietos son de los padres, y que sepan que los abuelos andan por ahí en lugar de estar "bien cuidados" por extraños, ignoro si eso los hará más comprensivos y tolerantes que ver que los dejan en un asilo.
El mundo cambia, pero nosotros seguimos siendo los mismos. Una prima de mi madre,algo más joven (80 y muchos...) está organizando un encuentro familiar en Francia. Somos tropecientos mil, y yo haré lo imposible por ir, porque me debo a mí misma ir a las Uropas, y porque es mi sangre la que me llama: ahora sé cuánta verdad hay cuando dices "Por un lado eso es bueno porque (re)descubres una red de vínculos y parentescos sorprendente e inesperadamente extensa."
Verás Nfer:
Era muy entrañable sentarse en los veranos a ver el Telediario (noticiero, noticioso o como lo llamen) y escuchar las noticias de la "operación salida de vacaciones". Los peninsulares perdían el tino completamente y se iban a la playa masivamente... abandonando en el camino mascotas y... y abuelos. El caso más "noticiable" era cuando los abandonaban en la gasolinera y salían a todo gas.
El comentario más frecuente:
-"Qué raros son los godos".
Naturalmete eso nada tiene que ver con nuestro protagonista :oD
Bueeeno, no exageremos tampoco. Lo de "olvidarse" a los abuelos en las gasolineras es mas una leyenda urbana que una realidad. La raíz de la leyenda es que cuando llegan las vacaciones los que aún conservan a algun abuel@ en casa (que son más de los que pensamos)andan como locos mirando dónde aparcarl@ y, si no te andas vivo, no encuentras sitio en los geriátricos.
Nfer, todo eso que dices es muy lírico y (tal vez) era muy cierto: los abuelos eran (quizás) como bien dices unos seres encantadores que viven en el zaguán. Hasta que llegaba un invierno y un catarro se los llevaba sin mucho escándalo.
Pero la realidad a veces tiene otra cara menos lírica: la de una persona antaño amada convertida ahora en alguien desconocido, babeante, incapaz de andar o de valerse por si misma y que para colmo ni siquiera recuerda quien eres. Y pueden pasar muchos años así.
Xac, ya puestos, tienes razón, pero tanto hay de los unos como de los otros. Esto es, abueletes que se nos van de un día pál otro (como mi padre, a los 90, y si nos descuidamos se nos duerme en casa sin molestar) y otros que necesitan atención constante...entiendo bien lo que me dices, pues conocí el caso de una señora (madre de médicos) que ni siendo ellos médicos y comprendiendo el problema podían tener paz.
La señora estaba perdida y los momentos de lucidez los invertía en insultar prolijamente a su familia. Muchos problemas para el matrimonio que la tuvo en su casa, como te dije los dos médicos, él perdió como 20 Kg y hoy todavía a un año de que murió la señora, fuma como murciélago...está envejecido que casi no lo reconocimos. Es un precio muy alto, ¿pero qué queda como alternativa? Un asilo donde los dejan morir de inanición y también te quedas con un cargo de conciencia de por vida? juer qué difícil....
Publicar un comentario