19.11.04

Un caballo llamado desastre

Leo en el blog de Lola cómo ella y su pareja sobreviven a un apagón nada menos que en la Ciudad Luz y ella (en el fondo creo que con cierta alegría vengativa) comenta que, al parecer ese tipo de cosas no solo pasan en nuestra atrasada España. Contesto brevemente y medio en broma que lo milagroso es que las cosas funcionen, no que fallen. Como si un dios menor jugase con las probabilidades al día siguiente cae en mis manos un artículo donde el autor mas o menos viene a decir lo mismo. También medio en broma comenta su asombro cada mañana a ver que el coche arranca a la primera, los semáforos funcionan, el metro llega a su hora y que cuando pide un cortado a voces en una cafetería atestada le sirvan un cortado caliente y no un capuchino frío. Acaba diciendo él, que cuando piensas en la ingente cantidad de elementos que intervienen en cada una de estas sencillas operaciones y las probabilidades de que cualquiera de ellos falle... pues bueno, eso: que lo verdaderamente maravilloso es que las cosas funcionen.

Y es verdad: si piensas un poco en el asunto es casi imposible que nuestra sociedad funcione y no sólo por su increíble complejidad. Tomemos por ejemplo un paradigma de funcionamiento serio y responsable. Un Banco. Sí, ese donde cada pocos días acudimos al cajero a sacar dinerito fresco y al cual confiamos el pago de nuestras facturas, el cobro de nuestras nóminas y con el que tenemos a medias nuestra casa.

¿Cómo ganan dinero los bancos?. Pues especulando con nuestro dinero, eso lo saben todos. Tú le dejas manejar tu dinero y el banco echa sus cuentas: tengo depositados digamos mil millones que no son míos pero sé que la gente no va a pedir que se los devuelva todos a la vez, así que mientras no me los piden los invierto en tales y tales acciones y el beneficio me lo quedo. El secreto está en disponer de liquidez suficiente para hacer frente a las devoluciones y a los pagos comunes, pero si hubiese algún problema puedo pedir un crédito a otro banco. Para maximizar los beneficios el banco debe disponer del máximo de dinero invertido y juega en el límite del riesgo y a veces lo rebasa... a menudo debe pagar mas que el dinero que tiene y es cuando la nómina se nos atrasa misteriosamente dos días (100.000 nóminas dos días es muchísimo dinero “volando”) y hay curiosos traspapeleos con las transferencias. A pesar de que hay leyes acerca de eso todas las entidades bancarias viven siempre en la cuerda floja. Al igual que las familias que son sus mejores clientes, empeñadas en hipotecas de 30 años y que solo pueden llegar a final de mes a base de exprimir las tarjetas de crédito que nos son ofrecidas alegremente por las mismas entidades a las que adeudamos el dinero.

Y si los bancos hacen eso... ¿Qué decir de las compañías eléctricas?. Contratan mas potencia de la que disponen o pueden producir porque saben que rara vez todos van a gastar el máximo al mismo tiempo. Pero nosotros contratamos seis y luego añadimos un microondas, la secadora, el aire acondicionado... Ellos no pueden cambiar los viejos transformadores y líneas porque no pueden dejar sin corriente a miles de abonados y tampoco quieren porque son gastos a deducir y están empeñados hasta las cejas. Nosotros sólo queremos que las cosas funcionen, pero yo mismo tengo nueve tomas de corriente activas bajo la mesa de este mismo ordenador. ¿Os acordais de Alf, aquel extraterrestre peluche?. Su planeta natal, Melmak (creo) explotó el día en que todos sus habitantes decidieron encender todos los electrodomésticos al mismo tiempo sólo “por ver qué pasaba”. ¡Qué tontos!, pensamos....A nosotros puede pasarnos lo mismo en cualquier momento y ni siquiera podremos decir luego que lo hicimos por diversión.

¿Y el tráfico en la ciudad?. Siempre al borde del colapso. Colapso que siempre está a punto de ocurrir y no sucede. Ayer mismo me descubrí a mi mismo conduciendo a 120 km por hora en una autopista de cuatro carriles atestada. Atestada de verdad. Menos de tres metros entre coche y coche y no puedes reducir ni acelerar ni cambiar de carril porque todos vamos a la misma velocidad ocupando todo el espacio disponible. Cuando te pones a pensar en qué pasaría si a la chatarra furgoneta esa que va delante le da por reventar la rueda trasera....

Y lo mismo con todo: los trenes, el agua, los basureros, los aviones, internet, las empresas.... todos, absolutamente todos vivimos cabalgando el desastre, un desastre que puede ocurrir en cualquier momento, ya mismo!... pero que, milagrosamente, nunca sucede. Pero nos quejamos de lo mal que funciona el país si no se ve bien la televisión o si se nos cuelga el güindous.

Un dia querremos encender la luz por la mañana y no funcionará. Y respiraremos aliviados cuando nos demos cuenta de que sólo se trata de una bombilla fundida. Estas babayaes se me ocurren por la medicación contra la gripe, seguro.

1 comentario:

nfer dijo...

Lo maravilloso es que funcionen a pesar de.....
Para colgar este comentario hube de rogar a San Silicio que me permita cambiar contraseña, que llegó dos días después, y enviándome a un remoto lugar que a su vez pidió contraseña de, y etc. Al menos puedo decirte que puedo decirte esto (circular la cosa :-))
En efecto, vivimos al filo de la navaja. Pero hoy güidous funciona. Aleluya. ¿aleluya?